En el ámbito financiero y tecnológico, los inversores de capital de riesgo (VCs, por sus siglas en inglés) son actores clave que aportan recursos económicos a empresas emergentes, conocidas como startups, apostando por ideas innovadoras y potencialmente disruptivas. Estos tienen un rol financiero y también ofrecen experiencia, conocimiento y os estratégicos para acompañar el desarrollo y crecimiento de empresas hasta lograr su consolidación o salida al mercado.
Durante años, China estuvo entre los principales centros globales en inversión de capital de riesgo, especialmente en tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial (IA). En el año 2024, China registró cifras particularmente sólidas, con 715 acuerdos concretados en startups dedicadas a IA y aprendizaje automático, alcanzando una inversión total de 7.300 millones de dólares. Este nivel de actividad reafirmó a China como líder regional en capital de riesgo enfocado en IA.
Sin embargo, en lo que va del año 2025, la tendencia se ha revertido. Hasta ahora, China apenas registra 100 acuerdos en IA, con inversiones que suman solo $917,8 millones de dólares, lo cual representa una caída abrupta en comparación con el mismo período del año anterior, cuando la inversión alcanzó los $2.600 millones de dólares en 196 acuerdos.
Esta reducción en las inversiones no responde únicamente a factores económicos generales. En gran medida, refleja una profunda incertidumbre entre los VCs chinos sobre la viabilidad futura del sector de IA en el país. Un ejemplo claro que ayuda a entender esta cautela es el caso de DeepSeek, una startup china que generó expectativa al presentar su modelo denominado R1. Esta empresa, que inicialmente aseguró contar con amplios recursos financieros y tecnología avanzada propia, quedó expuesta cuando se reveló que alrededor del 75% del contenido de sus desarrollos fue sustraído de OpenAI, compañía estadounidense pionera en inteligencia artificial.
La situación actual en China, además, muestra una intensa guerra de precios entre gigantes tecnológicos locales, como Baidu, Alibaba y la misma DeepSeek. Estas ofrecen servicios de IA a precios extremadamente bajos, incluso con pérdidas significativas, para atraer clientes a toda costa. El problema es que estos servicios están basados en chips relativamente antiguos, incapaces de realizar tareas complejas como entrenamientos avanzados, limitándose únicamente a funciones más sencillas como la inferencia.
En este contexto, aunque el gobierno chino anunció el lanzamiento de un gigantesco fondo estatal de inversión de un billón de yuanes (unos $138 mil millones de dólares) destinado a sectores estratégicos de alta tecnología, incluyendo la IA, los inversores privados continúan alejándose. La razón es clara: entienden que el desarrollo sostenible del sector requiere a semiconductores avanzados, justamente los que hoy China tiene dificultades para obtener debido a restricciones internacionales.
Así, la cautela actual de los VCs chinos actúa como una señal clara para el mercado global. La caída de inversiones en IA no es circunstancial, sino una respuesta estratégica ante un panorama incierto, marcado por limitaciones tecnológicas fundamentales. El caso de DeepSeek es sintomático, demostrando que sin innovación genuina y a tecnologías críticas, incluso las apuestas más prometedoras pueden convertirse rápidamente en proyectos inviables.
Las cosas como son.
Mookie Tenembaum aborda temas de tecnología como este todas las semanas junto a Claudio Zuchovicki en su podcast La Inteligencia Artificial, Perspectivas Financieras, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.