jueves 5  de  junio 2025
OPINIÓN

Grenell, Chevron y Harry Sargeant vs. la democracia y la libertad en Venezuela 494m2b

Lo que acabamos de presenciar no es diplomacia: es una grotesca colisión de codicia, corrupción e ineptitud estratégica disfrazada de política exterior 3w6w3f

Por Pedro Burelli

En una maniobra clandestina y no autorizada, Ric Grenell —abusando del título de “enviado especial”— corrió al servicio de sus titiriteros en un esfuerzo desesperado por lanzarle un salvavidas a Nicolás Maduro y a su régimen narco-criminal. ¿Quiénes están detrás de esta operación? Los sospechosos de siempre: Harry Sargeant, socio preferido del régimen, y la máquina de cabildeo moralmente quebrada de la Chevron.

El Sr. Grenell no sabe nada sobre Venezuela. Pero ha aprendido rápidamente el arte de arrimarse a los rincones más sucios de la riqueza petrolera. Chevron y Sargeant, desesperados por preservar las licencias de la OFAC obtenidas gracias a la indulgencia de funcionarios negligentes de la istración Biden, han recurrido al uso de operadores MAGA desacreditados, con influencia menguante y menos aún comprensión de Venezuela o del panorama energético global. ¿Su narrativa? Encender las alarmas sobre China y Rusia—ignorando una verdad incómoda: ambas potencias están desilusionadas con la incompetencia de Maduro, después de haber perdido miles de millones por promesas falsas y disfunción. No están interesados en seguir malgastando recursos.

El CEO de Chevron, Mike Wirth, cruzó hace tiempo una línea peligrosa. Su apoyo insensible a una narcodictadura no solo manchó el legado de Chevron; también socavó la credibilidad de EEUU y su seguridad nacional a largo plazo. Durante más de dos décadas, Chevron intentó presentar la catástrofe bolivariana de Venezuela como un “riesgo manejable”. Pero ningún volumen de cabildeo aceitado puede encubrir 26 años de complicidad en el colapso de una nación. Wirth—y la complaciente y bien remunerada junta directiva que lo respaldó—deben rendir cuentas.

En cuanto a Trump, una vez más su istración fue saboteada por quienes él mismo eligió empoderar. Se informó que la temeraria maniobra de Grenell enfureció a @POTUS y a otros en la Casa Blanca—otra herida autoinfligida motivada por arrogancia e ignorancia. Irónicamente, estas son las mismas cualidades que también definen al chavismo. Una se pregunta: ¿se aprenderá alguna lección, o una vez más se evadirá la rendición de cuentas?

Chevron apostó por el régimen equivocado. Peor aún, eligió los mensajeros equivocados y los argumentos equivocados. Cuando Maduro caiga—y caerá—la verdad saldrá a la luz. Y no será agradable.

En medio de este descarado episodio, Bloomberg (@business) y The Wall Street Journal (@WSJ) nos han recordado cuán bajo pueden caer los estándares del periodismo. Su “cobertura” inicial sobre la misión encubierta de Grenell en Antigua parecía más un comunicado de prensa higienizado, escrito por los encargados de relaciones públicas de Chevron o Sargeant que un ejercicio periodístico serio.

Felicitaciones a @SenMarcoRubio y a la frecuentemente vilipendiada delegación congresional de Florida por mantenerse firmes en sus principios frente a la corrupción, la impunidad y el matonismo político. Su claridad contrasta fuertemente con la niebla de codicia que aún envuelve ciertos enfoques sobre Venezuela.

Por Pedro M. Burelli
@pburelli

FUENTE: Con información de red social X @pburelli

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