Llamar a la mujer el sexo débil es una calumnia, es la injusticia del hombre hacia la mujer. Si por fuerza se entiende la fuerza bruta, entonces, en verdad, la mujer es menos brutal que el hombre. Si por fuerza se entiende el poder moral, entonces la mujer es inmensamente superior.
La vida es un camino, inevitablemente, lleno de piedras. En ocasiones esquivo, con pendientes pronunciadas que ponen a prueba la capacidad de asimilar los obstáculos y, por ende, la fortaleza. Sendero que se bifurca, que da vueltas en espiral, que se fusiona con otros. La vida...nadie dijo que sería fácil. Las situaciones adversas pueden sacar lo peor de las personas, pero también lo mejor y el último año fue, de manera irreductible, un reto mayúsculo para Jeanette Nuñez, vicegobernadora de la Florida, teniendo que lidiar no solo con la severa crisis que surge a raíz de la pandemia del COVID-19, con sus cifras de contagios, fallecidos y lastres económicos sino además con pérdidas personales, retos y tragedias comunitarias, como el colapso de un edificio en la ciudad de Surfside, al norte de Miami Beach.
Jeanette extrajo esa fuerza que emana del compromiso individual para hacerle frente a cada una de estas pruebas herculescas. "Como mujer, en una posición de tanta responsabilidad, nacida y criada aquí, para mí es un privilegio. ¿Cuál es mi responsabilidad? ¿Cuáles son mis retos? Para mí, son buscar, junto al gobernador, el continuar enfocándonos en los temas de mayor impacto en la comunidad. No es una cuestión partidista, no importa si eres demócrata, republicano o liberal. La mayoría de los floridanos, especialmente ahora, merecen tener una oportunidad. Nosotros los hispanos sabemos muy bien lo que significan las oportunidades. Enfocarnos en la familia, la educación, la economía y continuar creciendo hacia la prosperidad”.
Así comenzaba la entrevista, con convicción, serena, sin perder el enfoque: “Estamos viviendo con dos crisis, una que se desprende directamente de la pandemia y la otra económica. Muchas personas se quedaron sin trabajo, perdieron sus negocios. La Florida está ligada a una cultura de servicio, en el turismo. Bajo el liderazgo del gobernador, hemos insistido en que no vamos a dejar que una pandemia nos derrumbe. Hemos tenido que tomar decisiones difíciles para proteger al pueblo, para asegurar que tuvieran los recursos necesarios, especialmente en los hospitales”.
Jeanette es madre de tres hijos, acaba de celebrar las bodas de plata y, en su formación priman los valores familiares. Por ello es tan difícil combinar escenarios tan disímiles: “Es casi imposible lidiar con el bienestar de sus hijos. Aunque ya no necesitan tanto de mí, recuerdo cuando mi madre decía que niños chiquitos problemas chiquitos, niños grandes problemas grandes. Mi hija tiene 22 años, el del medio 20 y el chiquito 15. Una se lo tiene que ingeniar para estar presente en sus vidas en todos los aspectos y aunque mi esposo es fantástico, lo quiero mucho y me ayuda, al final del día la mamá siempre es el número uno, siempre te llaman a ti cuando necesitan algo, cuando hay un problema. Yo tengo mucha fe en Dios yo creo que Dios me ha ayudado a lograr el balance”.
Jeanette, entonces hace una pausa, mira al vacío, como buscando, le pregunto por la pérdida de su padre. Dijo dos palabras y sobrevino el llanto. No existen las palabras para describir ese silencio, ese sollozo: “Yo no pudiera ser lo que soy, no hubiese podido lograr absolutamente nada, si no hubiese sido por mi familia. Todo se lo debo a ellos. Cuando llegaron aquí vivían en un “efficiency”. La mesa para comer era una tabla de planchar. Había veces que tenían un solo “bistecito” y se lo daban a mi hermana. Ellos sobrevivían comiendo comida enlatada. Yo me pongo a pensar cómo lo hicieron, cómo lo lograron. No puedo imaginarme con mi hija, en un país extraño, con un idioma extraño, abriéndome paso. Yo no sé si lo hubiese logrado”.
Con voz entrecortada, me asegura que su padre era lo máximo, un paradigma a seguir, una persona integral, que nunca dejó de trabajar y de sentirse útil. Y que en las etapas más duras nunca menguó su apoyo incondicional. “Ellos me inculcaron el amor por este país, que nos dio la libertad y nos abrió las puertas, nunca regresamos a Cuba, pero en cuanto a la cultura, las tradiciones, el idioma eso nunca lo perdimos”. Reconoce que su comida cubana favorita es la “Ropa Vieja” pero que no la sabe preparar, pero alaba la calidad de su “Carne con papas”: Esa sí es riquísima.
La vicegobernadora comenzó su carrera política trabajando como ayudante del exsenador Alex Díaz de la Portilla tras graduarse de la universidad en 1994. Ganó la elección a representante estatal por primera vez en 2010, y fue reelegida en 2012, 2014 y 2016. “Nunca me interesó la política. Entonces me di cuenta de que muchas personas estaban tomando decisiones y que, en un sinnúmero de las veces, no tenían la experiencia, ni el dominio de un tema particular y aún así estaban involucradas en el servicio público y entonces me pregunté ¿Por qué yo no? Fue así, un momento de locura. Había un escaño abierto y pensé que era el momento. Siempre tuve la ayuda de mis padres, de mi suegro. Sin eso hubiese sido muy difícil”.
Jeanette no quiere hablar de futuro y prefiere enfocarse en el presente, en destejer los laberintos y abrir el paso, para el interés común de los que, junto a ella, transitan ese camino pedregoso de la vida, con el optimismo y el compromiso de llegar a la meta: un estado donde las oportunidades pululen para cada uno de sus residentes.
Jeanette Núñez, asistió a la Universidad Internacional de Florida (FIU), donde obtuvo su licenciatura en ciencias políticas y relaciones internacionales en 1994 y su maestría en istración pública en 1998. Fue elegida en 2018 como la primera vicegobernadora latina del Estado.