martes 3  de  junio 2025
Operación Pedro Pan

Armando Codina: "Nadie quedó igual tras esta experiencia" q502f

El testimonio de uno de los 14.000 niños que hace 60 años protagonizó el mayor éxodo de menores sin sus padres, nos acerca a una de las páginas más desgarradoras de la historia reciente de Cuba
Diario las Américas | CÉSAR MENÉNDEZ
Por CÉSAR MENÉNDEZ

MIAMI.- Cuando se habla sobre Armando Codina, el fundador y presidente ejecutivo de Codina Partners LLC, la prestigiosa firma de bienes raíces del sur de Florida, siempre en una parte de la conversación surge la frase, “es un Pedro Pan”. Como quien trata de destacar la cualidad que distingue a un hombre que se hizo a sí mismo, gracias al esfuerzo, o como el propio Codina afirma con modestia, “gracias a la suerte y a este país que me abrió las puertas”.

Pues sí, Codina fue uno de los más de 14.000 niños cubanos que escaparon a EEUU, sin sus padres, entre 1960 y 1962, en la llamada Operación Pedro Pan. Una operación clandestina organizada por la Iglesia Católica para sacar de Cuba a los niños y evitar así que fueran adoctrinados por el comunismo o que la revolución se apoderase de ellos.

En Cuba 342x3w

“Si me sueltas en la Habana, cerca de mi casa, puedo ir hasta el colegio de Belén. Me acuerdo muy bien de Cuba”, sostuvo Codina, que es hijo de Armando M. Codina Subirats, un senador de antes de la llegada de Castro al poder.

“Yo nací y me crie en la Habana. Crecí, teniendo todo lo que quería, motocicleta, caballo, cualquier antojo. Era un niño que vivía a plenitud, sin ninguna preocupación”, reconoció Codina, cuyos progenitores estaban divorciados, y su padre suplía su ausencia complaciéndolo en todo.

“Veía a mi padre de vez en cuando, especialmente cuando había elecciones y me llevaba a sus campañas”, declaró con algo de reproche.

El empresario recuerda que cuando su madre le dijo que lo enviaría a EEUU, bajo la promesa de que sería un viaje breve, lo llevó a un sastre donde le hicieron dos trajes de lana inglesa y camisas con sus iniciales bordadas.

“El sastre le recomendó que tomara una tela más barata, argumentando que pronto me quedaría pequeño porque yo iba a crecer. Pero mi madre insistió, “eso es lo que yo quiero para mi hijo”, sin poder explicar que el niño saldría del país hacia un lugar donde supuestamente había frío.

El viaje 2o2xb

A pesar de viajar solo a EEUU, sin su madre, ni su hermana mayor, Codina considera que su salida de Cuba no fue traumática. Su madre le había asegurado que sería por poco tiempo y que pasara lo que pasara, ella se reuniría con él. “Todos los padres pensaron que esto [la revolución de Castro] no duraría mucho y que podríamos regresar en un corto período de tiempo. Nunca imaginé que iba a desarrollar toda mi vida en EEUU”.

Solos en Camp Matecumbe 5z5hb

En 1961, Codina llegó a Miami a la edad de 14 años y fue enviado al campamento de niños refugiados Camp Matecumbe, 21 millas al suroeste de la ciudad de Miami, donde permaneció tres meses.

“Cuando llegué aquí fue un shock. En el campamento éramos muchos niños, había tres grandes cabañas, aquello quedaba en medio de la nada. Recuerdo que para ir a downtown Miami te tomaba casi todo el día. Las carreteras aún no estaban pavimentadas”.

En el campamento había una rutina, desayuno por las mañanas y después clases de inglés. “Pero yo me escapaba, me iba a recoger fresas a un campo cercano. Al mediodía, regresaba a almorzar y me volvía escapar para seguir con mi labor. Me pagaban por las cajitas de fresa que recogía y siempre tenía cinco pesos en el bolsillo”.

Matecumbe era el campamento al que iban los niños mayores de 12 años. Existía otro en Florida City donde se quedaban los más pequeños. Codina guarda un recuerdo muy triste de su primera jornada en EEUU. “La primera noche solo había niños llorando por sus padres. Si alguien quería ir al baño, tenía que ir con cuidado porque afuera había serpientes y un montón de bichos”. Por otra parte, la comunicación con los padres era a través de cartas y el correo no era muy fluido.

Entre orfanatos y casas de acogida 2r36m

Transcurridos tres meses, enviaron a Codina a un orfanato en Nueva Jersey. “Estuve solo unos días que me parecieron 100 años. La noche más negra de mi vida fue cuando llegué a aquel sitio. Aunque aún no hablaba inglés, podía leer la palabra orfelinato. En ese lugar, además de huérfanos, había niños procedentes de familias problemáticas”.

El empresario confesó que vio abusos. “Los niños son muy crueles, especialmente en ese tipo de ambientes. Salí de ahí con un pensamiento fijo en mi mente: nunca dejaré que se cometa un abuso delante de mí. Actualmente, cuando tengo un momento difícil, me animo diciendo: no puede ser peor que cuando llegué aquí”.

“En los dos años siguientes estuve en tres casas de acogida, viviendo con distintas familias estadounidenses. El problema era que yo no hablaba inglés. Tampoco estaba acostumbrado a la disciplina de esas familias. Fui problemático en ese sentido”, reconoció Codina.

El reencuentro 31193i

A los tres años de estar en EEUU se reencontró con su madre. “Un día llegué a la casa donde vivía y la familia me dijo que mi madre y mi hermana habían llegado al país y que se iban a reunir conmigo en Jacksonville”. Se reunió con su madre, se buscó dos trabajos y comenzó su exitoso emprendimiento.

“Mi mayor motivación a la hora de trabajar era la vida tan dura que había llevado”, explicó el empresario, que nunca más se separó de su madre. “Cuando mi madre vivía, almorzaba con ella de lunes a viernes. Los proyectos que no me permitían estar a la hora del almuerzo con mi madre, los consideraba demasiado lejos”.

Una experiencia desgarradora 1s483y

Según Codina, lo más importante de la operación Pedro Pan es que demostró la grandeza de este país. “Existen muchas interpretaciones de cómo pasó y por qué, pero lo cierto es que nos abrieron las puertas y nos recibieron”.

Por otra parte, “hay que destacar el sacrificio de los padres, solo comparable en la historia a lo que hicieron los padres judíos [en la operación Kindertransport, poco antes de la Segunda Guerra Mundial, en la que enviaron a unos 10.000 niños a Gran Bretaña]. Yo tengo cuatro hijas y no me puedo imaginar un sacrificio mayor”.

Codina confiesa haber sido testigo de cómo se traumatizaron muchos niños de la Operación. “Muchos pensaron que sus padres les habían abandonado. No entendían lo que sucedía. Yo mismo tampoco entendía, pero siempre tuve la certeza de que mi madre, en cuanto pudiera, iba a venir. Pero la realidad resultó más complicada de lo que se había planificado”.

“Sin lugar a duda, hubo un gran número de niños que quedaron traumatizados. Otros a los que el proceso templó y salieron fortalecidos. Nadie quedó igual”.

En un encuentro que tuvo Codina con monseñor Bryan Walsh, la persona que organizó la Operación, el religioso le compartió una anécdota que le sucedió a un muchacho que estuvo Matecumbe. “Ellos eran dos hermanos, del campamento los enviaron a Detroit o Cleveland. Al venir sus padres, cuando trataron de reunirlos, los muchachos les hicieron rechazo. No querían. Solo hablaban entre ellos en inglés. El padre terminó suicidándose”.

Por otra parte, “las niñas en las casas de acogida la pasaron peor que los niños”, reconoció Codina.

“Es por eso por lo que me parte el alma cuando observo lo que está pasando en la frontera actualmente. La Operación Pedro Pan tenía una infraestructura de acogida creada. Contábamos con el apoyo de la Iglesia y así y todo fue extremadamente doloroso. No me puedo ni imaginar lo que están pasando ahora mismo con los menores que llegan a la frontera sin saber dónde ir”.

A la pregunta, de si regresarías a Cuba, Codina respondió: “Para que yo viaje a Cuba tienen que ocurrir dos cosas, poder ir con dignidad y que el gobierno cubano deje de ser enemigo de este país, como ha sido en las últimas seis décadas. Si se cumplen esas condiciones, iría con gusto. Pero solo a ayudar. Creo que soy el único cubano de Miami que no aspira a ser presidente de Cuba”.

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@menendezpryce

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