La diseñadora de moda Rosita Hurtado. 5w1y5s
JJ BLANCO H./ DLA
MIAMI.- Entre hilos y agujas Rosita Hurtado fue hilvanando su gran sueño de ser diseñadora de modas, una vocación que encontró con apenas siete años en una época en la que a la profesión aún no se le conocía por su nombre actual.
Fue viendo a su madre, una modista nata, y a sus tías costureras, que Hurtado supo que quería dedicarse a la moda. Puso manos a la obra y no ha parado desde entonces.
“Ha sido un largo camino, ya son 37 años que trabajo profesionalmente, pero en realidad comencé a los siete haciendo mis diseños en papel maché. Y así hacía mis desfiles en el patio de mi casa con mis amiguitas como modelos y sus padres o parientes de público; siempre tuve ese deseo por la moda, esa inclinación”, recordó.
“Yo era la modelito de mi mamá. Ella hacía los diseños y yo era la que modelaba la ropa. Yo tenía que estrenar tres veces al día, porque me encantaba. Me ponían un vestido en la mañana, otro en la tardecita y en la noche otro (risas). Cuando hacía mis vestiditos me encantaba copiar algunas piezas que me gustaban; las desarmaba, hacía los patrones, los cortaba y el problema era cuando tenía que volver a confeccionarlas, obviamente no sabía”.
Luego, impulsada por ese deseo y con el apoyo de sus padres, siguió adelante hasta convertirse en una diseñadora de renombre en su natal Bolivia, con garra y sin miedo al futuro y, sobre todo, con enfoque y sin dejar de aprender.
“A los 14 años empecé a tomar clases de corte y confección, y a los 18 años viajé a Brasil a estudiar diseño de modas. También estudié en París con una diseñadora que trabajaba con un diseñador famoso. En Londres estudié patronaje industrial. Es un camino que nunca termina, porque el mundo avanza y uno tiene que aprender nuevas técnicas, todo avanza, todo evoluciona”, expuso sobre su trayectoria antes de decidir empezar de nuevo en Estados Unidos habiendo ya mostrado sus creaciones en las principales pasarelas.
“Cuando vine a EEUU, ya era diseñadora hacía 20 años en Bolivia; vine en el momento que era la diseñadora de mi país, porque ya viajaba por el mundo haciendo mis desfiles de moda, en París Fashion Week, en New York Fashion Week, en Londres, en todas partes. Entonces, dejé todo porque ya había llegado hasta donde iba a llegar allá, vine a EEUU y empecé de nuevo. Entré en la escuela de arte a aprender todo lo que ya había aprendido en años anteriores, pero en computadoras, en la parte digital. Comencé en mi casa con un tallercito, y así fui creciendo. Comencé a conocer a artistas, la primera fue Lucia Méndez; le hice el vestido de novia. Y de ahí vinieron muchos trabajos vistiendo a artistas para alfombras rojas, a cantantes y presentadoras de televisión”.
Para Hurtado, su éxito no ha sido casualidad, sino el resultado de arduo trabajo y perseverancia, pero, sobre todo, de haber sabido escoger. Hoy tiene en su haber colecciones de alta moda, piezas para novias, prendas casuales y para la noche, una línea para hombres, otra de calzado, y una fragancia con su sello.
“Ha sido un camino de trabajo 24/7. Tengo cinco líneas de ropa, el perfume, los zapatos. Siempre trabajando y perseverando, sabiendo que si uno quiere llegar, no hay fórmula mágica, es simplemente amar lo que uno hace y trabajar”.
“Hay que saber exactamente lo que se quiere. Si bien uno nace con un talento, hay que estudiar y prepararse. Una cosa es tener el talento y otra es tener el conocimiento. Uno en su profesión debe saber de todo para poder hacerlo y dirigir a otros, y nunca se termina de aprender. Todo requiere su esfuerzo, trabajo y dedicación. Pero cuando uno ama lo que hace, nada de eso es un sacrificio, sino una manera de vivir feliz”.
La diseñadora, radicada en EEUU hace dos décadas y con su atelier instalado en Wynwood, es imparable. Y ahora se ha propuesto expandirse en esa área para construir otro gran sueño: una academia de diseño y arte para moldear a los futuros talentos de la moda.
“Así fue como logré, durante 20 años en EEUU, consolidar la carrera. Tuve tres tiendas, después comencé a comprar de a poco, porque mi idea era tener un edificio de arte y moda, soñé con eso, me encanta el arte. Y poco a poco compré toda una cuadra en Wynwood”, dijo.
“El proyecto va a tomar unos dos a tres años por los permisos. El diseño hay que mejorarlo un poco, porque cuando no tenía toda la cuadra me daban cuatro pisos, ahora son 12. Ahí quiero poner una academia de diseño y arte, una academia más técnica para preparar gente que pueda trabajar con nosotros o con otros diseñadores, porque ese tipo de mano de obra no existe acá. De las universidades no salen preparados para eso. Ya tengo concebido todo por sector lo que va a ser el edificio. Así que, si Dios quiere, eso será posible”, añadió.
Hurtado, coronada Miss Bolivia en 1981, reconoce el empuje de la mujer para salir adelante en una industria dominada por hombres.
“Tenemos el trabajo más difícil, hasta hoy en día creo que hay más diseñadores que diseñadoras. Pero las mujeres tenemos algo especial, que es ese espíritu de lucha, de salir adelante, de que todo lo podemos. Dicen que no hay que subestimar a una mujer porque el resultado es grande cuando otras personas no creen en uno. He aprendido de muchas mujeres que tienen ese espíritu de trabajo incansable, de perseverar, de conseguir lo que quieren. Eso es lo que he visto en las diseñadoras que conozco y en las que no he tenido el gusto de conocer”.
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