La restricción de Trump a ciudadanos de 19 países responde al ataque en Colorado contra manifestantes que exigían la liberación de rehenes israelíes en Gaza 421o3b
El canciller del régimen de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla.
GRANMA vía CubanetLA HABANA - La nueva política migratoria anunciada por el presidente Donald Trump, que restringe la entrada de ciudadanos de varios países considerados “riesgo para la seguridad nacional”, ha provocado una reacción airada por parte del régimen cubano, que calificó la medida de “racista” y contraria al acercamiento entre naciones.
Cuba figura entre los 7 países cuyos nacionales enfrentarán restricciones para ingresar a territorio estadounidense bajo múltiples categorías, entre ellas turismo, negocios, estudios y residencia. El Departamento de Seguridad Nacional justificó la inclusión al considerar que estos países presentan “fallos sistémicos en la cooperación antiterrorista y de seguridad”.
Trump firmó este miércoles la orden ejecutiva que prohíbe la entrada de inmigrantes de Afganistán, Birmania, Chad, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen y limita las procedentes de Burundi, Cuba, Laos, Sierra Leona, Togo, Turkmenistán y Venezuela.
El canciller cubano, Bruno Rodríguez, en su red social X acusa al gobierno de EEUU de promover supuestas medidas “con trasfondo racista” impulsadas por políticos “anticubanos”, y alegó que las restricciones dañan “el o entre las familias cubanas”, así como los “intercambios personales, profesionales, académicos y culturales”.
Por su parte, el viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, también acusó a Trump de “arremeter contra todos los cubanos”, sin distinguir entre los que viven en la isla y los que residen en Estados Unidos. Pero desde el exilio y sectores opositores se cuestiona esa narrativa: el régimen utiliza la migración y la reunificación familiar como herramienta política para presionar a Washington, mientras sigue negando libertades fundamentales al pueblo cubano.
El presidente Trump, quien regresó a la Casa Blanca en enero de 2025, retomó su política de “máxima presión” contra la dictadura cubana. En sus primeros días de mandato, revirtió la decisión del expresidente demócrata Joe Biden de retirar a Cuba de la lista de estados patrocinadores del terrorismo. La medida ha sido respaldada por líderes del exilio cubano en Miami, quienes consideran que enviar señales de complacencia a La Habana solo perpetúa la represión interna y el colapso económico de la isla.
La prohibición de entrar a Estados Unidos para ciudadanos de 12 países y restringir a otros 7 fue motivada por el ataque en Colorado contra manifestantes que pedían la liberación de los rehenes israelíes en Gaza, dijo el presidente Donald Trump.
Cuba es un "patrocinador del terrorismo" y el gobierno castrista "no coopera ni comparte suficiente información" con Estados Unidos, además de negarse "históricamente a reitir a sus nacionales" expulsados, señala el documento.
Además, en mayo pasado, el Departamento de Estado volvió a incluir a Cuba en la lista de países que “no cooperan plenamente” en la lucha antiterrorista, reforzando la posición de la actual istración de que el régimen comunista representa un riesgo no solo para su población, sino para la seguridad hemisférica.
Con esta política migratoria, Trump busca cerrar la puerta a los regímenes que, como el cubano y el venezolano, han mantenido vínculos estrechos con organizaciones extremistas y potencias autoritarias. Mientras la cúpula del Partido Comunista denuncia sanciones y restricciones, los ciudadanos cubanos siguen enfrentando una realidad marcada por la falta de libertades, la persecución y represión a opositores y una profunda crisis económica que no cede.
FUENTE: Redacción DLA/ Con información de AFP
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