Después del 28 de julio los venezolanos asumimos que la dictadura nos estaba cerrando la salida electoral, y aunque Maduro ha pagado caro un triunfo que no puede demostrar, todavía cuando despertamos, el dinosaurio sigue allí, diría Augusto Monterroso.
El descarado arrebato del resultado electoral del 28 de julio llevó a que los líderes María Corina Machado y Edmundo González Urrutia transmitieran el llamado de abstenerse este 25 de mayo, lo que claramente sucedió; además el país entero carecía de ánimo para ir a sufragar luego de haber desbordado los centros de votación el 28J para después ser aplastado con represión, censura y persecución.
Entretanto, este proceso electoral del 25 de mayo reafirma la certeza de que este CNE es un organismo programado para la trampa, incapacitado para llevar a cabo una elección limpia.
El 25M no solo sumó las irregularidades cometidas por el organismo electoral previo y durante el proceso; la ausencia de transparencia se prorrogó hasta en la informalidad de la transmisión de los resultados. También fue descarado el ventajismo; la opacidad del manejo de las cifras y la eliminación de toda posibilidad de auditar los resultados.
Entretanto Maduro avanzó con su aliado natural: el delito.
El mapa de las regiones ya no hay que identificarlo por el color de los partidos políticos. No es así porque las nuevas autoridades regionales y del parlamento nacional están hipotecadas al crimen organizado.
El régimen fraguó el proceso consumado este domingo 25 de mayo para legitimar las operaciones con el crimen, decretando así el estado delincuente donde cada región tendrá un mandatario que operará en coordinación con bandas paramilitares con narcotraficantes, con guerrilleros que bajo el amparo del poder mantendrán a los venezolanos en la más absoluta pobreza, al tiempo que subastarán nuestros recursos hundiendo aún más al país en la miseria.
¿Saben quiénes ganaron? En Zulia el cártel de los soles, al igual que en los estados Falcón y Carabobo, los cárteles de la Guajira y Paraguaná, y en Aragua el Tren de Aragua, en Táchira la guerrilla y el narcotráfico extensible a Apure, Amazonas y Delta Amacuro, mientras en Bolívar celebran los guerrilleros, las bandas delictivas, los explotadores de minerales y peor aún, los que esclavizan a seres humanos; también en Lara las bandas delictivas están de plácemes; no se diga en Barinas que durante los gobiernos de Adán Chávez, centenares de niños y jóvenes fueron vendidos a delincuentes que traficaban con ellos, con la anuencia de la autoridad regional. Y así…
El pasado 25 de mayo quedó ratificado que el Consejo Nacional Electoral es un ente nada confiable que manipula cifras sin el pudor de mantener una mínima credibilidad ante al país. Solo los cálculos emitidos por los mismos rectores del CNE revelan contradicciones, porcentajes utilizados según los intereses del régimen.
Por ejemplo, eso de que la participación fue de 42,63% según el rector Carlos Quintero, se cae por su propio peso, no solo porque lo que está a la vista no necesita anteojos, sino porque partiendo de los mismos números del Registro Electoral emitidos por la rectora Rosalba Gil se concluye en que la participación se derrumba a 25 por ciento, y probablemente a menos. Según Gil el REP está constituido por 21 millones 485 mil 669 inscritos, lo que exigiría que hubiesen votado más de 9 millones, lo que evidentemente no ocurrió.
Sin embargo, el plan de desaliento ante un CNE manipulado por el régimen, no significa que disminuya la voluntad de seguir la pelea. Los coletazos de la Operación Guacamaya son muy superiores a lo que trasciende. Pero también, nuestro mapa opositor requiere ser revisado. No podemos ocultar que se ha producido una escisión luego de que algunos, los que menos, han decidido convivir con la tiranía; en cualquier caso, es inocultable que el régimen logró doblegar a unos cuantos, y a otros los sedujo ya sabremos conqué.
Pero la pelea debe continuar, más aún cuando la dictadura no la tiene fácil, en especial porque Maduro no pudo evitar la salida de Chevron, y se ha topado con que Estados Unidos está decidido a doblarle el brazo.
Pero el régimen no se detiene en formas y ante la certeza de que le resulta imposible medirse limpiamente, avanza hacia la reforma constitucional para convertir el proceso electoral en una votación de segundo y tercer grado. Así que nuestra próxima batalla será para impedírselo.
¿Nos van a venir con el cuento de reformar la Constitución los que la han violado de manera cotidiana? Es obvio que el objetivo del régimen es destruir la carta magna, acabarla, convertirla en un panfleto.
Hemos sido testigos y víctimas de la violación sistemática, continua, permanente de la Constitución y es nuestro deber rechazar esa reforma como parte del plan dirigido a destruir la ley.
Así que hay que salirle al paso a la pretensión de la reforma constitucional sin dar chance siquiera a avanzar en el contenido. Recordemos que se trata, además, de una materia que ya fue desechada por el pueblo venezolano en el año 2007.
Son intentos continuos y agotadores de una dictadura que no se cansa de violar la ley y que luce con cinismo sus manos manchadas de sangre.