Desde su barrio natal Alcides Pino, en Holguín, en el oriente de Cuba, Dianela Pérez llegó hace siete años a EEUU con un título en Contabilidad y Finanzas y muchos sueños por cumplir. Comenzar desde cero en una tierra de oportunidades le enseñó muchas lecciones, y hoy las aplica al frente de su pequeño negocio en Miami.
Joven en Miami se afianza en el mundo de la belleza
En una suite independiente de Novus Salón Suites, en Westchester, Dianela trabaja con su madre, Marilin Rodríguez, quien también es esteticista y se especializa en el diseño de cejas. Allí levantan su emprendimiento de belleza y asumen las dificultades con optimismo. Tras un año de restricciones y golpes económicos, han demostrado ser parte de los héroes de esta batalla frente a la pandemia.
Arte en las manos
“Desde niña me encantaba el mundo de la belleza y el cuidado de la imagen”, contó Dianela a DIARIO LAS AMÉRICAS. Siendo una adolescente, en Cuba, su tía le mandó desde Estados Unidos una plancha para el cabello, y no lo pensó dos veces para echar mano de la inventiva.
“Empecé a plancharle el pelo a todas las muchachas de la cuadra”, dijo la joven, entre risas. Además, “pintaba uñas con pinturitas que mi mamá me compraba en la ciudad; me encantaba hacer dibujitos con agujitas de coser”, comentó sobre su interés por las decoraciones en las uñas. Como confesó, “eso siempre me apasionó y quería hacer algo más, quería hacer de alguna manera arte en las manos”.
Cuando su familia llegó a EEUU y Dianela se quedó sola en Cuba por un tiempo, su madre le envió un set para arreglar uñas y así comenzó a trabajar en su casa, cuando regresaba de sus clases de Contabilidad y Finanzas. Una vez en Miami, a donde llegó en 2014, enfrentó los cambios de todo inmigrante, y pronto comprendió que “las personas vienen con muchas ideas, pero cuando te enfrentas a la realidad, vas cambiando tu forma de pensar y de ver el futuro”.
“Estudiaba tres días a la semana y empecé a trabajar en una factoría. Me quería morir del dolor en los brazos porque era pasando pomitos de un lugar para otro, y le dije a mi mamá: ‘mami, esto no es lo mío’. Apliqué en todos los shoppings de Kendall, y gracias a Dios nadie me llamó. Tuve la oportunidad de pensar en lo que no quería hacer”, relató Dianela.
Fue así como terminó un curso de inglés intensivo, guardó su título de Contabilidad y Finanzas, y se enfocó en el mundo de la belleza. Tras estudiar en Celebrity School of Beauty, obtuvo su licencia para trabajar en un salón de belleza y constató que “todo lo que sucede conviene”.
En la constancia está el éxito
Tras quedar embarazada tuvo que apartarse del salón y aprovechó el tiempo para perfeccionar su técnica de poner uñas de acrílico. “Cuando la niña se dormía, practicaba el acrílico hasta las 3 o 4 de la mañana. Al principio tardaba hasta 3 horas en un set y ahora 1 hora y media me parece mucho. En esta vida todo es practicar; yo se lo digo a las chicas que están empezando y pasan las clases conmigo: en la constancia está el éxito”, explicó.
También comenzó a ganar experiencia en los faciales, las extensiones de pestañas y el maquillaje. Para ella, el éxito se gana con un buen trabajo y con el agradecimiento “a cada clienta que te da su confianza y te deja trabajar en ella. Es que cuando uno ama lo que hace, nunca es trabajo”.
Sin embargo, el impacto de la pandemia detuvo muchos pequeños negocios, y para Dianela significó dejar de trabajar, debido a las restricciones de los primeros meses. “Fue bastante difícil”, recordó, “pues yo gano por lo que hago, y si no trabajo, para mí no hay vacaciones pagas”.
Mientras más personas confían en su servicio, Dianela siente que el esfuerzo ha valido la pena. “Me siento muy realizada cuando veo mi vida ahora y le doy gracias a Dios. Estoy feliz de esta oportunidad que me dio la vida de llegar a este país y ver cómo uno se supera y se esfuerza”, declaró. “Todo el sacrificio vale la pena cuando quieres emprender algo, y casi nunca es en dos días. Llevo 4 años haciendo uñas acrílicas y siempre tengo algo que aprender”.
Esta inquieta emprendedora va por más, pues, como afirmó, “no creo que haya terminado de aprender todas las cosas para dar un mejor servicio, pues las clientas se lo merecen”. Por eso, dijo que lo más importante es “luchar para ser mejor”, y que cuando una persona “llega a buscar tus servicios, es tu jefe en ese momento, tienes que darle lo mejor de ti”.
Para quienes se acercan por primera vez a este mundo, aconsejó ante todo “dar lo mejor de ti con bondad y seriedad. A veces el mejor servicio no lo es todo, debes tener actitud para tratar con el público y que se sientan complacidos. Las personas están muy estresadas y andan muy rápido. Dales tranquilidad en ese momento, que se sientan como reinas, que son lo más importante”.
Puede ar a Dianela por su cuenta de Instagram @dianynails_lashes o en Novus Salón Suites
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